lunes

2 gallinas, 2 kilos de frijol limpio (cuento)

Cuando supo que tenía que cambiar a sus dos gallinas por un kilo de frijol se puso fúnebre, eran sus únicas compañeras en el enorme rancho abandonado, porque ya ni rancho era, sólo una extensión de  tierra medio muerta  y fragmentada por el paso de las décadas, esa mañana las acarició y las besó a pesar de los corucos risueños habitantes de las descaradas emplumadas, las gallinas se estremecieron;  así comenzó  el recorrido.  A un paso de llegar al pueblo quiso besarlas de nuevo pero en un movimiento brusco le picotearon los ojos repetidas veces, ajenas al amor del hombre, éste,  ensangrentado y aturdido, regresó corriendo al jacal, al paso de los días a falta de medios para pagar un médico perdió los ojos por una infección y quedó ciego;  pero se le veía feliz, sonriendo, parado en la puerta de su casa besuqueaba a las adoradas asesinas,  feliz de no haberlas vendido se decía: “todo pasa por algo, era el destino quedarme con ellas, mis amigas”, y un líquido amarillento-fétido  le corría por los ojos, quizás pronto la infección pasaría al cerebro.

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