Hola me dijo Oscar Wilde, y con aire soberbio se sentó en el sofá de mi casa, yo le ofrecí ajenjo.
Le pregunté: ¿Oscar qué opinas de las nuevos movimientos literarios, de la vida política y de…?
“Mira Alphie, sírveme más ajenjo, no seas aburrido, y háblame de ti, dime ¿eres casado?”
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